Hace poco encontré en Linkedin una publicación (un vídeo de animación de Fred Lammie/Casi Creativo) que dejaba en el aire la cuestión de si cada vez se escribe y se habla peor (de forma incorrecta) según la norma.
Si bien es cierto que es un tema sobre el que alguna que otra vez comparto contenido en redes sociales, no soy quién para responder a esa pregunta puesto que no me dedico a la investigación lingüística, ni soy experta en gramática , ortografía o tendencias sociales.
Hablando desde la experiencia.
Ahora bien, lo que sí puedo hacer es compartir lo que observo día a día (es decir, mi experiencia) con respecto a este tema.
Profesionalmente, me dedico a la comunicación. Dentro de mis tareas está crear contenidos para redes sociales, redactar entradas para blogs, escribir textos para webs, crear copys para anuncios, etc..
Como muchos profesionales de hoy día, utilizo el correo electrónico como canal de comunicación y como herramienta para gestionar los proyectos en los que trabajo.
El caso es, que no hay día en el que no me encuentre con ejemplos de emails redactados de forma imprecisa y poca clara. Han sido muchos los casos en los que he comenzado a trabajar con una persona conocida o un/una profesional con un puesto relevante y al empezar a intercambiar emails comprobar carencias en su expresión escrita. Sinceramente, es algo que suele sorprenderme.
Encuentro errores de todo tipo: de semántica y sentido, de concordancia, de puntuación, faltas de ortografía o sintaxis incorrectas, por citar algunos.
Esto me ha llevado a darme cuenta que daba por hecho que cualquier persona que trabaja hoy día con un ordenador o que ostenta un cargo en el que realiza tareas de oficina posee un nivel alto de lecto-escritura o habilidades comunicativas de expresión escrita. Y puedo dar fe de que no es así.
Por experiencia sé que los inconvenientes de redactar emails (en realidad cualquier documento) sin claridad y precisión son muchos.
A estas alturas del post muchos os habréis preguntado a qué nos referimos cuando decimos que una persona ‘escribe bien’.
‘’Escribir mal es, sobre todo, no saber redactar con precisión, corrección y eficacia lo que querríamos expresar. En los casos más graves, se puede llegar al grado de no saber en realidad qué querríamos decir, por la incapacidad de articular el pensamiento, que es sobre todo verbal’’. (Juan Frau)
La actitud también cuenta.
Sin embargo, no todo se debe a carencias en la redacción y la gramática, o lo que es lo mismo, cuestión de conocimientos.
Pienso que también es una cuestión de actitud. Me explico.
Cuando una persona no se comunica de forma eficiente en un email (o en cualquier otro canal de comunicación) suele ser porque no tiene suficientemente claro lo que quiere comunicar o porque no está siendo suficientemente directa (por el motivo que sea).
En la sociedad actual, donde lo políticamente correcto, es la norma imperante, hablar de forma clara y directa está perdiendo cada vez más terreno. El miedo a ofender o molestar al otro o a la imagen que podamos dar coarta nuestra libertad a la hora de expresarnos y nos induce a dar rodeos, a intentar ser sutiles, etc. a la hora de comunicarnos.
Si no fuera por la pérdida de tiempo que ocasiona y las vueltas que te hace dar, resulta incluso gracioso observar este tipo de comportamientos en algunos casos.
No solo a la hora de escribir emails se perciben carencias comunicativas. La persona que las tiene las refleja a la hora de escribir cualquier tipo de texto o documento de forma libre, es decir, sin utilizar plantillas ya diseñadas que le vayan marcando qué hacer.
En mi trabajo he de editar los textos que me envían otros profesionales (pulirlos) y observo cómo le cuesta a muchas personas plasmar por escrito lo que piensan con claridad.
Relación entre escribir, hablar y pensar.
Y esto nos lleva a otro tema vinculado que es si el escribir cada vez peor conlleva a hablar cada vez peor. ¿O es al revés?
¿Se escribe como se habla o se habla como se escribe? ¿Se habla como se piensa o se piensa como se habla? Aquí dejo un tema interesantísimo para quien quiera reflexionar sobre ello 😉
Sobre este tema escribí hace tiempo una entrada. Si le apetece a alguien leerla puede hacerlo aquí.
Lo que sí puedo decir es que se puede escribir bien y tener carencias y dificultades a la hora de expresarse oralmente. Son habilidades distintas.
«Si no lees, no sabes escribir. Si no sabes escribir no sabes pensar» (Jose Arreola).
La importancia de nuestra manera de pensar.
Para mí, la clave está en la forma de procesar mentalmente de la persona.
Si piensas de forma eficaz y ordenada, te expresarás adecuadamente tanto al escribir como al hablar. Lo que no implica necesariamente que lo hagas sin faltas de ortografía o que no te pongas nervioso-a al hablar en público.
En la escuela se debería enseñar no sólo a leer y a escribir, sino a pensar. Los jóvenes deberían salir formados en competencias de comunicación y de pensamiento. La base de las famosas soft skills de las que tanto se habla últimamente comienza a instalarse durante esos años. La lecto-escritura es una competencia básica para aprender a pensar y debería seguir trabajándose fuera de los espacios educativos. Debería trabajarse durante toda nuestra vida.
No en vano, Francia recuperó hace varios años el dictado y la lectura diaria en su currículum educativo para primaria. debido a la pérdida de habilidad lecto-escritora y a las faltas de ortografía detectadas.
De hecho, una de las cosas que más me facilita mi trabajo es haber leído, y seguir leyendo cada día, sobre todo tipo de temáticas
Un ejemplo de cómo potenciar dichas habilidades es a través de talleres de oratoria y debate o de escritura creativa. ¡Me hubiera encantado poder participar en alguno cuando fui estudiante!.
»Quien piensa bien, escribe bien» (David Ogilvy).
Si te gusta el cine te recomiendo ver las películas Una razón brillante y Los consejos de Alice.
En fin, no me extiendo más.
Mi intención al escribir este post es compartir mi experiencia y unas breves pinceladas sobre lo que pienso acerca de la forma en la que se escribe y se habla hoy día.
Si me estás leyendo confío en que le dediques al menos unos minutos a reflexionar sobre tus habilidades de comunicación y que te animes a invertir en lograr hablar y escribir, cada vez, con mayor elocuencia.
‘’Los límites de mi lenguaje, significan los límites de mi mundo’’ (Ludwig Wittgenstein).
Posdata:
justo cuando he terminado de publicar la entrada me ha venido una pregunta a la mente.
¿Existe alguna relación entre los buenos modales y hablar y escribir correctamente? 😉 ¿A las personas que les gustan los buenos modales, la cortesía, etc. les gusta hablar y escribir de igual forma?